martes, 24 de mayo de 2016

Don Elefante


Camina don Elefante
distinguido y elegante,
viste levita radiante,
sombrero y guantes.

Encontró a Doña Serpiente
que le dijo sonriente:
-“Donde vas tan elegante
cual si fueras un infante”.

-“A una gala importante
de un gran almirante”.
contestó petulante
con actitud distante.

Continuó Doña Serpiente
su camino velozmente.
Don Elefante contrariado
se sitió muy agraviado.

Se cruzó a Doña Pantera
que le dijo zalamera:
-“Donde vas tan galante
que pareces un postulante”.

Respondió Don Elefante
sin perder un instante.
-“A lucir mi gran belleza
a una fiesta de la nobleza”.

Se marchó Doña Pantera
iniciando su carrera.
Él de nuevo confundido
no entendía lo ocurrido.

Siguió arrogante su camino,
sin importarle un comino
los gestos que le indicaban
que quizá se equivocaba.

Acabó Don Elefante,
con su porte y su talante,
en un circo, de atracción,
con una foca y un león.


Baldomero nunca es el primero


Baldomero se ha enamorado
de una hermosa doncella,
de una doncella muy bella
que su corazón ha cautivado.

Pensó que para enamorarla
debía mostrarse galante,
incluso un poco arrogante,
y con sus gracias conquistarla.

Como no puede alardear
de ser Conde o Caballero,
creía que debía ser el primero
en cualquier gracia o habilidad.

Eso le generó un gran sofoco,
pues nunca en nada brilló,
ni en ningún arte triunfó,
y eso es ofrecer muy poco.

Ahora está lleno de júbilo,
y aunque sigue sin ser el primero,
ella por fin le dijo; te quiero,
y le juró que él será el último.




­ Versos incluidos en el título “Besos y versos”, cuarto volumen de la colección “Versos para Fresa y Frambuesa”, disponible en Ámazon  https://www.amazon.es/dp/B08BDSDM2D y https://www.amazon.es/dp/B08BG8RS92 (ilustraciones en blanco y negro, o en color, respectivamente)




domingo, 8 de mayo de 2016

Pedro el gato negro



Es el pobre Pedro
un triste gato negro
que ya está cansado
de ser rechazado,

y de ese rumor que circula,
de que quien con él se cruza,
tiene muy mala fortuna
y sufre mil desventuras.

Se cruzó con una ciclista,
que no debía ser muy lista,
pues se le enredó un pedal
y chocó contra una señal.

Coincidió con un policía
que no debía tener su día,
y cuando el silbato tocó
el pobre se atragantó.

Se encontró a un relojero
que quería ser el primero.
Sus esfuerzos serán en balde,
pues siempre llegará tarde.

Yo sí que soy desdichado,
dice Pedro apesadumbrado,
siempre me he cruzado
con pobres desgraciados.