Es el pobre Pedro
un triste gato negro
que ya está cansado
de ser rechazado,
y de ese rumor que circula,
de que quien con él se cruza,
tiene muy mala fortuna
y sufre mil desventuras.
Se cruzó con una ciclista,
que no debía ser muy lista,
pues se le enredó un pedal
y chocó contra una señal.
Coincidió con un policía
que no debía tener su día,
y cuando el silbato tocó
el pobre se atragantó.
Se encontró a un relojero
que quería ser el primero.
Sus esfuerzos serán en balde,
pues siempre llegará tarde.
Yo sí que soy desdichado,
dice Pedro apesadumbrado,
siempre me he cruzado
con pobres desgraciados.
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