Homenaje a J. Espronceda
Con su pata de palo,
con su parche en el ojo,
un pirata que no es malo,
un pirata que no es cojo,
al timón de su velero
cruza el mar a toda vela,
quiere llegar el primero
y corre que se las pela.
No tiene oficiales, ni tropa,
ni un grumete de aprendiz,
pero viaja feliz en la popa
de su velero bergantín.
Ya dejó atrás Estambul
navegando rumbo a Pekín,
y atraviesa el mar azul
de uno al otro confín.
En cien mares lo aclaman,
y en los océanos es conocido,
por su barco al que llaman
por su bravura “El Temido”,
pues no hay en el mundo
ni tormenta, ni tifón,
que ose torcer el rumbo
que él señala en su timón.
Con su pata de palo,
con su parche en el ojo,
un pirata que no es malo,
un pirata que no es cojo,
que es el rey del mar
y por su furia es de temer,
y del que se debe escapar
cuando se le ve aparecer.
Tantas presas lleva hechas
que han rendido a sus pies,
sus pendones y banderas,
mil y un navío inglés,
mas reparte sin pensar
lo cogido en cada presa,
pues no quiere atesorar
mas valor que la belleza.
Sentenciado está a muerte,
sentenciado y con pena,
mas no teme a su suerte
y se ríe de su condena.
“Di ya la mía por perdida
y aunque llore como una nena
yo mismo le quitaré la vida
a ese que me condena.”
Con su pata de palo,
con su parche en el ojo,
un pirata que no es malo,
un pirata que no es cojo,
duerme al son del viento
y arrullado por el mar,
con el dulce movimiento
de las olas en pleamar.
La luna brilla en la mar,
el viento ruge en las velas,
y bate, hasta ondear,
el paño de su bandera.
Estalla una tormenta
con estrépito y temblor,
que al pirata despierta
y comienza esta canción:
“En pos de su amada
surca un pirata el mar,
sin que le importe nada
cuanto deba navegar,
pues es la mas bella
que nadie pueda soñar,
es su amada una doncella,
es su amada... la mar.”