domingo, 14 de agosto de 2011

La niña Rosita




La niña Rosita
llegó una mañana 
de muy mala gana,
!es muy chiquita!.

Tras un largo viaje,
vino de la mano
de su hermano,
y casi sin equipaje.

Sólo traía
su muñeca de trapo
curada con esparadrapo
para hacerle compañía

Atrás quedaron
su mamá en cama
y su vieja llama,
¡cuánto lloraron!.

Dos sueños tenía,
ganar mucha plata
y tener una gata,
luego volvería

Desde el alba a la noche
cada día de la semana
limpia las ventanas
de cientos de coches.

Hasta que un día
le pidió documentación
para su identificación
un viejo policía.

- “En esta ciudad
no puedes estar,
deberás marchar
a toda velocidad”.

Y la niña Rosita
con su muñeca de trapo
curada con esparadrapo
volvió a su casita.





Hammed vino en patera


Vino en patera,
llegó una mañana,
viajó una semana,
una semana entera.

Hammed sólo tenía
una vaca flaca
atada a una estaca
de noche y de día.

Él no sonreía,
nunca jugaba,
tampoco cantaba,
¡es que no sabía!.

A su padre le hablaron
de un prospero lugar
al otro lado del mar,
y hacia él se encaminaron.

Con la fuerza de los vientos,
llegaron hambrientos,
llegaron sedientos,
llegaron casi doscientos.

Al llegar a la playa
unos extraños hombres
les pidieron los nombres,
¡y les dieron toallas!

No tienen documentación
con que justificar
su llegada al lugar,
¡que contradicción!,

Deberán regresar,
en este prospero lugar
del otro lado del mar
no se pueden quedar.

Hammed volverá
con su vaca flaca
atada a una estaca
que un día morirá.





domingo, 7 de agosto de 2011

El Romance de Abenamar

(Como reconocimiento a la cultura que nos legaron) 

Abenamar, Abenamar,
moro de la morería.
La noche que llegaste
no estaba la  policía,

la mar estaba en calma,
la luna estaba crecida,
viniste para trabajar
y para ganarte la vida.

Te pudiste colocar
en Granada como guía,
y a los turistas curiosos
le cuentas sus maravillas.

“La primera es La Alambra
y la otra la Mezquita,
mas allá el Generalife,
obras todas de la morería.

Los moros que las labraban
cien doblas ganaban al día,
y el día que no labraban
otras tantas que perdían”.

Abenamar, Abenamar,
moro de la morería,
la mar estaba en calma,
la luna estaba crecida

la noche que te dijo
un extraño turista:
“Si Granada quisiera,
con ella me casaría”.

No pudiste remediarlo,
te invadió la melancolía,
y presa de la emoción
al turista le dirías:

“Con ella estuve casado,
pero la perdí un lejano día,
con Granada estuve casado
y con toda Andalucía”



El Señor foco

El señor foco
se ha enamorado,
una luciérnaga
le ha conquistado.

Desde que la vio
tan deslumbrante,
con aquella luz
tan brillante.

La señora foca
está preocupada:
"Ni come, ni duerme,
ni nada de nada.

Incluso tiene
una rara manía,
quiere dar luz
de noche y de día".



Lola la licuadora

Lola la licuadora,
se ha quedado sola,
ya no tiene amigos
para los domingos.

Corre la comidilla
por toda la cocina,
que al último que tuvo
le sacó hasta el jugo.

Por eso llora ahora
Lola la licuadora,
por una comidilla
que puede ser mentira.