Tengo un caballo especial,
un caballo muy personal.
Es un caballo sin igual,
y bastante original.
No es un apuesto alazán,
es más bien holgazán.
No es un caballo bayo,
y no corre como el rayo.
No es de color azabache,
ni salta ningún bache.
Tampoco es de color tordo,
ni esquiva ningún estorbo.
No consigo que galope,
ni siquiera que trote.
Es su ritmo tan escaso
que nunca pasa del paso.
Con él no viviré lances peligrosos,
ni saltaremos saltos vertiginosos,
y tampoco correremos el maratón.
Pero es… mi caballo de cartón
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