La
luna y el sol,
el
sol y la luna,
fueron
amigos
desde
la cuna.
Sube
que te baja,
baja
que te sube,
jugaban
juntos
detrás
de una nube.
No
iban a la escuela,
hacían
pellas,
con
otros astros
y
otras estrellas.
Jugaban
por la mañana
con
Marte y Saturno,
corrían
y saltaban
cada
uno en su turno.
También
por la tarde
lo
hacían con Neptuno,
aunque
hacía trampas
el
muy tuno.
Quien
nunca quería jugar
era
el soso de Urano,
por
mas que insistían
siempre
era en vano.
Pasaron
los días,
no
dejaron de crecer,
se
hicieron mayores
casi
sin querer.
Se
fueron para siempre
juegos
y emociones,
se
tienen que ocupar
de
nuevas obligaciones.
La luna de noche
cuida
los sueños
dulces
y apacibles
de
los más pequeños.
El
sol cada día
vigila
las fechorías
que
niños y niñas
hacen
todos los días.
Ahora
la luna y el sol,
una
y otra vez,
recuerdan
los tiempos
felices
de su niñez.
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