Esta
es la historia de un pato
algo
ingenuo, llamado Torcuato,
que
quiso dejar de trabajar
y
se puso en manos del azar.
Se
gastó sin ningún recato
los
ahorros que tenía
en
un billete de lotería
y
perdió el billete al rato.
¡Que
mala suerte tiene Torcuato!,
¡Que
mala pata tiene este pato!
Apostó
en las quinielas
toda
su asignación,
falló
en la predicción
y
se quedó a dos velas.
¡Que
mala suerte tiene este pato!,
¡Que
mala pata tiene Torcuato!
Siete
cartones compró
una
tarde en el bingo
con
la paga del domingo
y
ni una línea cantó.
¡Que
mala suerte tiene Torcuato!,
¡Que
mala pata tiene este pato!
No
seas tu tan temerario
como
el pato Torcuato,
no
se logra en un rato
el
fruto del afán diario.
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