Ya se cansó Peter Pan
de tener que madrugar
y de no poder ir a
jugar
por tener que estudiar.
Peter no quería
madurar
y estar obligado a
trabajar,
ni tener
preocupaciones
como todos los mayores.
Se fue a Nunca Jamás,
un sorprendente lugar
donde siempre sería
niño
y cumpliría sus
caprichos.
Allí conoció a
Campanilla,
otra antojadiza
chiquilla
que presumía de que
volaba.
Con polvo de hada.
¡Casi nada!
A los niños perdidos,
que vivían en el
olvido.
Y al capitán Garfio,
un pirata muy zafio.
Estaba en Nunca Jamás,
viviendo como un
maharajá,
siempre de vacaciones,
sin tener obligaciones,
hasta que Wendy llegó,
y con él se mosqueó
diciéndole con razón:
“No evitarás ser
mayor”
“No insistas, déjame
ya”.
-Le respondió Peter
Pan-
“No quiero hacerme
mayor,
porque sé que es un
error.
No quiero tener
jaqueca
por pagar la hipoteca
de una casa con
piscina.
Ni trabajar en una
oficina
para cumplir a diario
con un estricto
horario.
Ni agobiarme por la
tensión,
el ácido úrico o el
colesterol.”
Versos
incluidos en el título “Cuentos tergiversados”, segundo volumen de la colección
“Versos para Fresa y Frambuesa”, disponible en Ámazon https://www.amazon.es/dp/B08BF2V4PV y https://www.amazon.es/dp/B08BR89R5F
(ilustraciones en blanco y negro, o en color, respectivamente)