Es el pobre Romero
un escarabajo pelotero
que está ya cansado
de que le den de lado.
A diario en la oficina,
y luego en la piscina,
se burlan de él
por ser como es.
Todos le rechazan
y le amenazan,
por hacer la pelota
a todas horas.
Le acusan de esquirol,
y dar siempre la razón,
no sólo a su jefe,
también al conserje.
Romero se defiende
porque no lo entiende:
¿Por qué dan la nota
con mi pelota?
Si sólo almaceno
en este relleno
toda la intendencia
de mi descendencia.
Y se va muy triste,
con su pelota en ristre,
siempre cara abajo
este escarabajo.
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