Está, Elena la sirena,
como un alma en pena.
Ella que siempre creía
que del mar disfrutaría,
cabalgando sobre las olas,
como loca y a todas horas,
y conquistaría un marinero,
alto, guapo y con dinero.
Pero una extraña mañana,
se levantó de mala gana.
Pensó en ir a la ciudad,
sólo para curiosear.
Se quedo maravillada.
¡Que digo, anonadada!
Por todo lo que allí veía,
a toda hora y todo el día.
Fue tal su fascinación,
fue tanta la impresión,
que presa de la emoción,
se subió sobre un camión.
Ahora grita
como una loca,
subida sobre la capota
de un camión de bomberos
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