Es Amador
un gran domador,
de enorme valor
y gran decisión.
Con gran valentía
Amador se encierra
todos los días
con todas sus fieras.
Tigres y leones
le enseñan sus zarpas
en mil ocasiones
dentro de la carpa,
pero él las somete,
y cuando le retan
en un periquete
todas le respetan.
Si ruge un león,
enérgico y rápido,
responde Amador
usando su látigo.
Si ruge un tigre,
en un momento
hacia él se dirige,
y le deja sin aliento.
A las panteras
con una mirada,
si estas se revelan,
las deja heladas.
El público le admira,
con cada actuación
se gana su estima
y le aplaude mogollón.
Pero al pobre Amador
le da mucha vergüenza
un extraño temor
que a nadie cuenta.
Teme a la oscuridad
una barbaridad,
no puede descansar
sin ver claridad.
Y tiene en su mesilla,
de noche y de día,
una pequeña lamparilla
siempre encendida.
Versos
incluidos en el título “Versos diversos”, séptimo volumen de la colección “Versos
para Fresa y Frambuesa”, disponible en Ámazon
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(ilustraciones en blanco
y negro, o en color, respectivamente)
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